Tu rostro en la bruma, que asoma entre los árboles, como la vida misma, renovándose por miles.

Tierra de pasiones, que respiras en tu forma, y en cada hoja que cae, es el amor que se torna.

El eco del pasado resuena en tus rincones, y en cada flor que florece, me cuentan ilusiones.

Quiero habitarte por siempre, miro hacia tu abismo, y en tu belleza, me encuentro, en un mundo que es divino.

  • Manuel José Quintana